LIMA.- No sabemos qué vendrá, pero hay una cosa, si
la derecha ataca va a haber resistencia popular, porque las masas ya creen en
ellas mismas.
M.H.: ¿Qué supondría el triunfo de Castillo en Perú?
R.N.: Un gobierno de Castillo es lo más incierto que hay. Pero vamos a
justificar esto, primero por el país que va a recibir, ya sabemos que se trata
de un país corrupto, con una economía en retroceso y quebrada, un país donde el
Coronavirus ha depredado a la población, sobre todo la pobre, es el primer país
del mundo en muertes y contagios en proporción a su población. Un desastre
social y político.
Un gobierno de Castillo tendría que encarar el problema de la corrupción
que es infernal, seis presidentes ladrones de miles de millones de dólares,
treinta años de economía neoliberal salvaje, también algo inaudito, el
Coronavirus que como ya señalé arrasa al país, el problema de la minería, la
promesa que ha hecho a la población respecto de la Asamblea constituyente,
después de satisfacer las reivindicaciones más inmediatas de la población.
Diciéndote esto, brevemente, el problema es con qué equipo y en qué
condiciones ejercería el gobierno. Lo primero que señalo es que ya el golpe de
Estado está presente. Es inaudito que en las condiciones de Perú no se prepare
el golpe de Estado. Si la derecha es salvaje en Perú, de tipo oligárquica y ha
gobernado en estas condiciones, jamás le van a permitir que gobierne como
reformista. Lo sé perfectamente por experiencia histórica y sobre todo de
América Latina, que no se deja reformar, para ser reformista hay que ser
revolucionario.
Mi experiencia en América Latina, de Allende y todos los que quieran
mencionar, cuando la revolución asomó, o huyeron o se pegaron un tiro. Por lo
tanto, no es un buen ejemplo. Los reformistas cumplen su cometido, pero cuando tienen
que dar el salto cualitativo, como lo dio Cuba, no lo dan. Entonces, vamos a
señalar cuales son los puntos a favor y en contra que él tiene.
A favor es que él tiene el apoyo incondicional de las masas, si bien hoy
tiene el 50% numérico, va a tener en los primeros meses un apoyo mayor, por lo
tanto, va a tener la mayoría popular. El otro tema importante es que en la
realidad peruana se ha producido una rebelión de los de abajo, yo dije que
parecía una especie de realismo mágico, pero quiero corregirme, hay una
rebelión de los de abajo, una rebelión real. Y en el cuadro de América Latina,
es un hecho inusitado y también inusitado en Perú. Pasó a ser ahora la noticia,
dejando un poco de lado a Ecuador, Colombia que está siempre presente, y Chile.
Se incorpora al grupo del Pacífico que está en rebelión respecto del orden
existente.
Va a tener que encarar los siguientes problemas, primero como dije, la
derecha no se va a dejar reformar, segundo, tienen voluntad de golpe de Estado.
El intento que ha hecho Fujimori de desconocer la elección es un aviso. Habría
que ser muy inocente para pensar que las fuerzas oligárquicas lo van a dejar
gobernar, si no quiere a Cuba ni a Venezuela, un Perú reformista, radical, con
la subversión de las masas, no lo va a dejar pasar tampoco EE UU. O sea, como
diría Gramsci, tiene un grupo inmenso de poderes internacionales y nacionales
en su contra.
Él lo único que tiene en este momento de sostén son las masas. La
experiencia histórica, Bolivia y cualquier otro de la región indica que
solamente el apoyo de las masas puede sostener a un gobierno reformista con
voluntad de radicalizar lo que se llama el progresismo capitalista. Porque no
hay que pensar que él puede ir inicialmente a medidas que signifiquen un
anticapitalismo radical. Eso no va a ocurrir inicialmente.
Lo otro que tiene de negativo es que no tiene partido, es un
sindicalista que rompió con su matriz, con la dirección que venía burocratizada
desde hacía muchos años, se calificó porque dirigió una huelga en 2017 que duró
dos meses y eso lo promovió inicialmente. Es un sindicalista de provincia, pero
tiene una cierta experiencia sindical y no es ingenuo. Pero no tiene partido,
ni tradición de partido. Incluso el hecho de haber integrado una lista
electoral que no le es propia. Entonces va en soledad al gobierno, depende de
quienes lo apoyen, ya lo ha hecho Verónika Mendoza, los intelectuales que
quieren contribuir por la izquierda a su gobierno. Pero él mismo no tiene un
ejercicio de partido ni de poder y, obviamente, tiene una experiencia limitada
en ese sentido, incluso de carácter cultural. Cómo lo va a resolver, no lo
sabemos.
Cómo va a devenir este cuadro de situación, cuando la derecha va a estar
a la ofensiva, con unas FF AA que se han demostrado conservadoras, incluso han
insinuado que no aceptarían un orden alternativo al capitalista. El montón de
elementos en contra son extraordinarios. Lo novedoso, real y que hay que ver,
es que Castillo cualesquiera sean sus limitaciones personales, está
protagonizando un hecho histórico, la rebeldía de los de abajo, de los
campesinos, los trabajadores, del montón de gente oprimida en el país que dijo
“basta ya” porque el país corrupto, el país de las desigualdades inmensas (el
70% es pobre y de ellos al menos un 10% es marginal), por lo tanto, este país
tan desigual con una burguesía de tipo oligárquica y en el cuadro de la
situación de América Latina, esto es un hecho inusitado.
Aparece como realismo mágico, porque emerge del desconocimiento que
había de Perú, porque otros sujetos políticos existían en otros países, pero no
estaba del todo dormido y ahora tiene otra visión y una memoria de combate y
aunque los combatientes mineros, campesinos hicieran resistencias, o los
maestros u otros aislados, en Perú ha habido jornadas donde las masas se han
hecho presentes en la década del 70 al 80 y se expresaron a través de lzquierda
Unida y el Focep.
No es la primera vez que las masas aprovechan una rendija y una
coyuntura como el caso del Focep, para darnos el 25% de votos en la Asamblea Constituyente.
Esta situación en las condiciones del retroceso político, de la aparente
derrota de las masas, emergen en la memoria del pueblo todos aquellos oprimidos
que han dicho “basta”. Ellos saben qué quieren, que no quieren a los políticos
que los engañaron o que han conducido al país al desastre durante muchos años.
No quieren la corrupción, no quieren una economía desastrosa, quieren sus
reivindicaciones y por último quieren estar presentes en la escena política.
Ese es el mandato que tiene Castillo. Cómo lo resolverá tendremos que verlo.
Yo me la paso pensando quiénes podrían ser sus ministros, quien lo
podría apoyar legalmente. No hay que olvidar que ha habido un retroceso en el
Perú en los últimos 20 años, la intelectualidad, todos aquellos que se expresaban
por izquierda, retrocedieron, se acomodaron y se entregaron al sistema. Por
esto hoy está esta rebeldía que supone también la posibilidad de que todos
aquellos sujetos sociales y políticos dormidos también emerjan y acompañen a
las masas en este combate.
De tal manera que la lección de esta coyuntura es hermosa, de un perfil
histórico. No sabemos qué vendrá, pero hay una cosa, si la derecha ataca va a
haber resistencia popular, porque las masas ya creen en ellos mismos. No va a
ser tan fácil, no va a ser una derrota que se produce así porque sí. Y lo
demás, no sabemos qué puede ocurrir, hay que dejar el devenir de las cosas.
Se está dando una situación inédita en el país, que acompaña a lo que
Chile está gestando y puede gestar en el combate por la Asamblea constituyente,
acompaña a lo de Colombia, ayuda a despertar a Ecuador y avisa incluso a las
masas y el proletariado argentino que ellas si despiertan tienen un lugar y si
la movilización de las masas argentinas se produce para acompañar la rebeldía
de los países del Sur estaríamos en un nuevo momento histórico.
No basta decir por los apologistas reformistas del sistema que el
populismo puede resurgir o va a ser derrotado, la realidad de América Latina
está señalando que la realidad puede ir más allá que lo que se llama el
populismo. Si tenemos en cuenta la realidad histórica, si pensamos en América
Latina, si pensamos que el capitalismo se puede derrotar solamente con un
frente anticapitalista, nosotros anotamos que Perú se incorporó al conjunto de
países capaces ya de a través de la movilización, de sus nuevos sujetos, los
campesinos rebeldes, la pequeña burguesía rebelde, los obreros rebeldes, todos
aquellos que piensan y recuperan la memoria anticapitalista, que puede haber
una situación política nueva, pero esa situación puede ir un poquito más allá
del centroizquierda y tomar connotaciones anticapitalistas.