AREQUIPA.- Desde que su hija Julia Huancahuire Sivana
desapareció el 1 de febrero de 2015, su padre Lucio Huancahuire Farfán la buscó
incansablemente hasta debajo de la tierra, escarbando durante cinco años en
descampados, quebradas y en su propia vivienda, ubicada en la asociación Los
Chumbivilcanos, manzana D, lote 4, en el distrito Majes, donde finalmente la
halló sepultada en un antiguo silo.
En 2015, Julia Huancahuire vivía separada del padre de su
hijo, Leonardo Huayta Paricahua, que por orden judicial tenía permiso para
visitar al menor los fines de semana. Coincidentemente, Julia desapareció un
sábado por la mañana.
SIN INTERÉS. “Recuerdo que ese día fui a la casa de mi
hermana porque la estaba llamando y no contestaba, Leonardo y su hermana menor
estaban ahí y les pregunté por mi hermana mayor. Me respondió que había salido
y después de eso mi hermana despareció, Leonardo, su hermana y mi sobrino
también”, dijo Lidia Huancahuire.
Junto a su padre pidieron la inmediata intervención
de la Policía, pero en aquél entonces les dijeron que tenían que esperar tres
días para considerar una persona como desaparecida. Pasó el tiempo y la madre
de familia no volvió a ser vista.
El obrero Lucio Huancahuire refirió que dos meses
después de haber hecho la denuncia de la desaparición de su hija, halló a
Leonardo Huayta caminando despreocupado por la plaza de El Pedregal. Nunca
preguntó por la madre de su hijo ni se había interesado en buscarla. “Después
de declarar solo preguntaba por el lote de mi hija, qué era lo que se iba a
hacer con él, quién se lo iba a quedar, era lo único que le importaba. Después
desapareció”, dijo don Lucio, que a pesar del tiempo transcurrido asegura que
no sabe qué fue lo que el hoy sospechoso de la muerte de su hija dijo ante
la Policía.
HERRAMIENTAS. Pese a que albergaba en su corazón hallarla
con vida, Lucio no descartó buscarla bajo tierra. “Todo era posible”, dijo y
desde mediados de 2015 una barreta, una lampa y un pico acompañaron al obrero
en su incansable búsqueda.
Tanteando el suelo con la barreta para identificar la
tierra disuelta, Lucio Huancahuire escarbó infinidad de veces en las quebradas
de El Pedregal, las tierras desiertas de la irrigación, lotes descampados e
incluso la propia casa de su hija, donde había cavado hasta en cinco oportunidades
anteriores, pero el domingo despertó y decidió probar suerte en la zona donde
antiguamente había un silo y fue allí fue donde la encontró y de donde la
Policía extrajo ayer los restos óseos de la occisa.
Estaba en cuclillas a una profundidad de 1.55 metros
, tenía puesto una polera y un buzo a rayas y junto a los
restos había una botella de cerveza que aparentemente contenía restos de
sangre. Los detectives de homicidios se han hecho cargo de las investigaciones
y han comenzado a recabar información entrevistando a vecinos, familiares, así
como recopilando informes en la comisaría y Fiscalía sobre lo que se hizo en el
caso. De Leonardo Huayta aun no se sabe nada y es buscado por ser el
principal sospechosos de la desaparición y muerte de la madre de familia.
La identificación de los restos podría tardar hasta un
año debido a que las muestras de ADN se procesan únicamente en Lima, sin
embargo los peritos de antropología forense podrían optar por la reconstrucción
craneo facial en 3D que permitiría una identificación preliminar y estaría
entre 20 a 30 días. El esqueleto hallado también será estudiado para intentar
descifrar la forma cómo murió.
La joven madre Julia Huancahuire Sivana (33), que llevaba
desaparecida por casi cinco años, fue encontrada muerta y enterrada dentro de
su propia casa en la asociación Residentes Chumbivilcanos, centro poblado de El
Pedregal, distrito de Majes, informó la policía.
La mujer fue vista por última vez en enero pasado del
2015. Desde esa fecha era intensamente buscada por sus familiares, que
denunciaron la desaparición.
Sus parientes tenían la esperanza de encontrarla con
vida, pero hoy su padre, Lucio Huancahuare (60), al excavar su patio para la
creación de un silo halló los restos de su hija.
Tras lo ocurrido, los agentes de la comisaría sectorial
de El Pedregal llegaron a la zona y constataron el hecho y encontraron los
restos óseos de la mujer: mandíbula interior, cráneo y cabello.
Para la policía, el principal sospechoso del crimen es su
expareja, Leonardo Huayta Paricahua, quien tras la desaparición se llevó a su
hijo de ocho años. Ahora nadie conoce su paradero. No tiene ante antecedentes
por violenvia familiar.
El caso es investigado por agentes de Homicidios del
Depincri y por la fiscal Madeline Quispe Condori, fiscal adjunta de la Fiscalía
Provincial Penal Corporativo El Pedregal – Majes. Este sería un caso más de
feminicidio en la “Ciudad Blanca”.
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