Nuevamente los ojos de las transnacionales mundiales están puestos sobre
territorio puneño, y ahora, nada más que para constituir la primera mina de
uranio del Perú, que vendría a ser el sexto proyecto uranífero más grande del
mundo. La canadiense Macusani Yellowcake está diseñando su estudio de
prefactibilidad para sus concesiones de este mineral en la provincia de
Carabaya; que también podría constituirse entre los 10 primeros productores del
planeta. Las comunidades que están en la zona de influencia que se dedican al
cultivo de papas, ocas, cebada, y a la crianza de alpacas, llamas, ovejas y
vacas; esperan que su estilo de vida no cambie y no se deteriore con este
proyecto.
La riqueza altiplánica no deja de sorprender al mundo y ahora la provincia
de Macusani (Carabaya), está a punto de convertirse en la primera mina de
uranio en el Perú, que a tajo abierto sería capaz de producir 2 mil 345
toneladas del mineral y convertirse en el sexto proyecto uranífero más grande
del mundo.
La canadiense Macusani Yellowcake, está dispuesta a invertir 331 millones
de dólares en la implementación de esta mina de uranio en territorio carabaíno,
proyectado en ubicar al país entre los 10 primeros productores de este mineral
del planeta dentro de aproximadamente cinco años.
Para tal efecto, la empresa canadiense ya está diseñando su estudio de
prefactibilidad para pasar a la etapa de explotación en Macusani, donde el
Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN) ha realizado arduas
investigaciones y exploraciones en las décadas de los 70 y 80, estimando un
potencial de 30 mil toneladas de uranio, con proyección a 200 mil.
Los informes del IPEN datan desde septiembre de 1983 y refieren a los
pueblos de Chapi, Corani, Tantamaco, Huiquiza, Calvario, Concha Rumio,
Huachanne, Chilcuno, Chacaconiza y a la zona circundante a Macusani, como
potencialmente contenedoras de minerales portadores de uranio; según el Boletín
Nº 71 de la Sociedad Geológica del Perú de ese mismo año.
La firma canadiense tiene una participación de 99.5% de las concesiones
existentes en la meseta de Macusani que abarca más de 900 Km2, y están situadas
cerca de una infraestructura significativa; además señala que ésta es la más
rica en uranio, estimando que el 51% de cada tonelada es aprovechable. Cuenta
con 11.1 millones de dólares listos para seguir explorando.
ALTAMENTE RADIOACTIVA
Según la doctora María Elena López, profesora de Ciencias de la Pontificia
Universidad Católica del Perú (PUCP), la naturaleza es radioactiva, pero en su
forma de mineral en estado óxido, no es tan dañino como cuando llega a la fase
de activa; es decir liberada en su estado puro tras varios procesos químicos.
Las personas que viven en la zona están altamente expuestas debido a que al
estar cerca de la superficie, pueden estar en contacto con otros elementos
contaminantes como el Radón 22, siendo más nociva en su fase pura cuando al
desintegrarse emite partículas alfa, beta, gamma y otras. Las dos primeras causarían
graves daños a la salud incluso más que los rayos X.
Además, su peligrosidad es inminente para el sector agropecuario porque
podrían adherirse elementos radioactivos a las raíces de los cultivos, además
de los pastos que consumen los animales de la zona; por ello es muy necesario
trabajar en la normatividad para la explotación de este mineral.
UTILIZACIÓN
El uranio sirve, entre otras cosas, para esterilizar material quirúrgico y
descontaminar alimentos por la radiación gamma que mata elementos patógenos.
También puede ser generadora de energía, ya que con él se puede construir un
reactor nuclear que llega al orden de megaelectronvoltios; sostiene la
profesora de la PUCP para una publicación de esta institución.
No obstante, en estos últimos años es codiciada para la fabricación de
bombas de uranio por su alto contenido de radiactividad, y tiene una vida media
de 4 mil millones de años. “En la producción de las bombas sucias, se dispersa
el contaminante a nivel de partículas pequeñas lo que hace difícil su limpieza,
se vuelve algo perenne entre nosotros”, agrega la especialista.
POTENCIALES VÍCTIMAS
Actualmente, la canadiense Macusani Yellowcake tiene como subsidiaria en el
Perú a Global Gold, a través de la que ha firmado convenios con las comunidades
de Isivilla, Corani y Tantamaco y aún mantiene conversaciones con los comuneros
de Pacaje. A todas ellas les ofreció obras para su localidades a cambio de
ganarse su confianza.
Teniendo en cuenta que el uranio ya está presente en la vida de estos
comuneros, y hacer más nociva es un riesgo a que están sometidos, ellos piden
como condición que las exploraciones no afecten su estilo de vida ni dañen sus
pastos, cultivos, ni sus animales que son su fuente de sustento; además que se
remedie la superficie que haya sido removida.
Actualmente las concesiones en Macusani abarcarían alrededor de mil
kilómetros cuadrados, donde las empresas proyectan producir en unos años el
óxido de uranio o “torta amarilla”, un producto inicial que todavía no contiene
altos niveles de radiación; no obstante, según el IPEN, la explotación de
uranio en el mundo se realiza con los mayores estándares de seguridad y de la
misma forma que se realizaría en el Perú.
LOS PODEROSOS
Según información de la Asociación Mundial de Energía Nuclear, son 20 los
países que hasta hace dos años ostentaban reservas superiores a las 50 mil
toneladas de uranio, siendo Australia el que alberga las mayores reservas.
Además sostiene que las cinco minas uraníferas más grandes son la canadiense
McArthur River (7.530 toneladas), las australianas Olympic Dam (3.386) y Ranger
(3.146), la nigeriana Arlit (3.065) y la asiática Torku-duk (2.661).
De acuerdo la IPEN, excluyendo a Macusani, el potencial de uranio en el
Perú superaría las 200 mil toneladas distribuidas en todo el país, siendo la
mina de fosfatos Bayóvar, donde también habría una reserva significativa de
uranio, de cerca de 14 mil toneladas. Turmalina (Piura), Colquijirca (Pasco) y
Ayacucho son también otras reservas.
11% de la generación eléctrica global procede de plantas nucleares
alimentadas por uranio.